Ileana Alamilla
Ya no es sólo el interés o la obsesión de los radicales ecohistéricos, tampoco está en discusión si es o no cierto que hay un cambio climático o si el efecto del calentamiento global, provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero, se deriva de la quema de combustibles fósiles con los que se produce la mayoría de la energía. Hoy son verdades irrebatibles.
En un foro reciente, el ministro de Medio Ambiente, Luis Ferraté, consideró que Guatemala no es un emisor significativo de gases de efecto invernadero, pero ha sido una de las naciones que ha sufrido fuertemente sus consecuencias, al ser afectada por la sequía, los huracanes intensos, las inundaciones y la inseguridad alimentaria.
Los países industrializados han basado su desarrollo en la quema de combustibles fósiles, mientras los más pobres pagan las consecuencias, dijo el titular de esa cartera, al referirse a los medios de vida no sustentables que han provocado desastres ambientales irreparables a nivel mundial.
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